La División Invisible: Discriminación en el Fútbol Español

Marea Grana

El fútbol, ese juego que une a las masas, a veces revela las divisiones más profundas de nuestra sociedad. El Nàstic de Tarragona, en su camino hacia la Segunda División, se encontró con un obstáculo inesperado: la discriminación. En Ceuta, los cánticos de “Puta Nàstic y Puta Cataluña” no solo resonaron en el estadio, sino que también reflejaron una hostilidad que trasciende el deporte.

Los incidentes de discriminación no son ajenos al fútbol español. Sin embargo, lo que ocurrió con el Nàstic y otros equipos catalanes va más allá de los insultos individuales; es un reflejo de una tensión regional que se manifiesta en el terreno de juego.

En las redes sociales, los comentarios contra el Nàstic y Cataluña se multiplicaron. Frases como “putos catalanes” y “Ojalá suba un equipo español y no el Nàstic” sugieren una percepción de los equipos catalanes como ‘otros’, casi extranjeros en su propia liga.

Pero no solo los Ceutíes expresaron su rencor. Algunos malaguistas, ya sea eco de la frustración de Ceuta o por su propia iniciativa, también lanzaron insultos. “A los catalanes ni agua”, “España no os quiere”, y otros comentarios despectivos se podían leer, mostrando que la rivalidad deportiva puede desencadenar actitudes discriminatorias.

El caso del Córdoba y el Barça Atlètic añade otra capa a esta narrativa. Los gritos de “Puta Barça y Puta Cataluña” y las declaraciones de José Manuel Calderón son indicativos de un problema más amplio. Aunque Calderón pidió perdón, el daño estaba hecho, y la disculpa no puede borrar la impresión de que sus palabras reflejaban una actitud preexistente.

¿Por qué tanto odio hacia los catalanes? ¿Es el fútbol un espejo de la catalonofobia que subyace en algunos rincones de España? Los datos sugieren que sí. Los incidentes no son aislados; son el reflejo de una intolerancia que, lejos de confinarse a las gradas, se extiende a las redes y a las calles.

El Nàstic, y otros equipos catalanes, merecen competir en igualdad de condiciones, sin que su origen sea un factor de división. Este análisis no busca señalar con el dedo, sino destacar la necesidad de reconocer y abordar la discriminación dondequiera que se encuentre, incluso en el deporte que amamos.

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