La RFEF y su doble vara de medir

L'opinió de Uberuza

En el fútbol español, la imparcialidad y la justicia deberían ser pilares fundamentales en la toma de decisiones disciplinarias. Sin embargo, recientes sanciones impuestas por la RFEF han dejado en evidencia una preocupante desproporción en el trato hacia los equipos, dependiendo de su categoría y notoriedad. Un claro ejemplo de esta injusticia es el caso del Nàstic de Tarragona.

En los últimos meses, hemos sido testigos de incidentes similares en varios estadios, pero las sanciones impuestas han variado drásticamente. En el Nou Estadi Costa Daurada, el Nàstic ha sido castigado con un cierre completo del estadio por cuatro partidos debido al lanzamientos de varios balones y una moneda que no impactó en ningún jugador. Mientras tanto, el Atlético de Madrid, cuyo estadio fue escenario de lanzamientos de mecheros y botellas que obligaron a suspender el partido durante 17 minutos, solo recibió un cierre parcial por tres partidos. ¿Por qué esta diferencia de trato?

La situación se agrava cuando revisamos el acta del partido Nàstic - Málaga. Según el árbitro, hubo intimidación en la zona de vestuarios, un hecho que los Mossos d’Esquadra desmienten en su informe policial. ¿Por qué se da más credibilidad a un acta arbitral que a un informe policial? ¿Por qué este acoso constante al Nàstic?

Además, las sanciones a los jugadores del Nàstic, Ignacio González Ruiz y David Concha Salas, son un reflejo más de esta desproporción. Ignacio González ha sido sancionado con cinco partidos por doble tarjeta amarilla, negarse a irse a los vestuarios y protestar, además de tres meses de suspensión por una supuesta agresión al cuarto árbitro. David Concha, por su parte, ha recibido doce partidos de sanción por gesticular y protestar una decisión arbitral, no marcharse a los vestuarios y manifestarse de forma violenta a un asistente arbitral.

Es evidente que las sanciones impuestas al Nàstic son desproporcionadas y comparativamente injustas. La RFEF debe revisar estas decisiones y aplicar las normas de manera equitativa para todos los equipos, sin importar su categoría o notoriedad. La afición del Nàstic merece disfrutar de su equipo en casa, al igual que cualquier otra afición.

Es hora de poner fin a esta doble vara de medir y exigir justicia en el fútbol español. Basta ya de perseguir al Nàstic y dejen que el deporte sea un espacio de igualdad y fair play.

Por Uberuza